Martes, 13 de septiembre del 2011, Vanesa Barrachina - (Barcelona), elperiódico.com
En referencia a la carta de Joan Martos (¿Juicio a la falsa violencia de sexo¿), publicada el 12 de septiembre, me indigna que de ese texto se desprenda que sea tan fácil poner una denuncia por malos tratos. Para mí, no lo fue en absoluto. Puse mi primera denuncia con mi parte de lesiones por delante. Un médico forense ¿asignado por el juzgado¿dio crédito a mis heridas. Aun así, la juez desestimó la orden de alejamiento. Una semana más tarde, mi pareja me dio una paliza en plena calle y en pleno día. Entonces, sí, se cursó la orden de alejamiento. Pero aún me volvió a pegar, esta vez de noche y a unos 50 metros de una comisaría. Hoy en día tengo a mi favor una orden de alejamiento de un kilómetro durante 10 años, y él ha pasado cuatro años en la cárcel. Pero yo me habría ahorrado esas palizas si, como dice el señor Martos, a las mujeres maltratadas nos tuvieran entre algodones. Yo no pude volver a ser quien era con mi cuerpo roto, tuve que irme de mi casa escoltada por todos, y cambié de barrio. Además, he estado dos años de baja porque tenía miedo a vivir. Y estoy viva, pero hay 40 mujeres bajo tierra este año, asesinadas por sus parejas. Mi expareja, maltratador condenado, tiene la custodia compartida de la hija que tiene con su primera mujer ¿Adivinan por qué se separaron?