EL MUNDO. DOMINGO 11 DE SEPTIEMBRE DE 2011 El Ayuntamiento de Lugo y varios colectivos habían pedido que la universidad pública no avalara la difusión del Síndrome de Alienación Parental, negado por la Ciencia.Tras un puñado de críticas, los organizadores han retirado un curso sobre la influencia del llamado Síndrome de Alienación Parental (SAP) en las custodias a los hijos que iba a impartir el juez Francisco Serrano, a quien el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha suspendido en sus funciones y el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) va a juzgar por presunta prevaricación en un caso precisamente de custodia.Entre el 3 y el 5 de octubre, el TSJA sentará en el banquillo a Serrano, que se enfrenta a 20 años de inhabilitación por un presunto delito de prevaricación al cambiar el régimen de visitas de un niño en favor del padre cuando la decisión correspondía al Juzgado de Violencia sobre la Mujer, que era el competente en el divorcio de sus progenitores.Bajo el título general de La custodia compartida en las separaciones y divorcios: enfoque multidisciplinar, el curso ahora anulado estaba fijado para el 14 y el 15 de septiembre en Lugo y pertenecía al bloque de actividades de la Universidad de Verano 2011, que organiza la Universidad de Santiago de Compostela.La ponencia de Serrano se titulaba Interferencias en las relaciones paterno y materno filiales en casos de separación y divorcio. Según los colectivos e instituciones que han protestado –entre ellos, la Fundación Mujeres o el Ayuntamiento de Lugo–, el curso avalaba la imposición de la custodia compartida aun con conflicto grave entre los padres y la conferencia de Serrano en particular defendía la existencia del SAP.Para su creador, Richard Gardner, ese síndrome supone un desorden mental que hace que un niño denigre o insulte de forma permanente y sin justificación a uno de sus progenitores, supuestamente motivado por el otro. Pero 26 años después de ser descrito por Gardner –que dijo que «la pedofilia mejora la supervivencia humana sirviendo a propósitos procreativos», o que «la sociedad es exageradamente punitiva y moralista ante los encuentros sexuales entre adulto y niño»–, tal síndrome no está reconocido por la Ciencia.Ni la OMS, ni la Asociación Americana de Psiquiatría, ni la Asociación Española de Neuropsiquatría avalan el SAP, al que consideran una creencia subjetiva no sustentada en evidencias científicas. Ese llamado síndrome sigue sin ser incluido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM en sus siglas en inglés), que elabora la Asociación Psiquiátrica de EEUU, ni en la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE), las dos guías de referencia mundial para los profesionales. En 2008, un informe del CGPJ rechazaba el uso de ese síndrome «por su ausencia de aceptación en la comunidad científica».Hace varias semanas, la previsión de una defensa de las teorías del SAP desde una universidad pública provocó la reacción de algunos grupos. «No estamos contra la custodia compartida, válida siempre que no exista un conflicto grave entre los padres. Lo que no comprendemos es que se utilice la universidad pública para divulgar el SAP bajo el nombre de ‘interferencia parental’», dice Aurora Antúnez, presidenta de la Asociación Enriqueta Otero, que en julio recogió firmas para pedir que el curso no se impartiera bajo el aval del campus público gallego.Entre las entidades colaboradoras y patrocinadoras del curso aparecían el Colegio de Abogados de Lugo, la Xunta de Galicia y la Diputación de Lugo. Y, a través de un logotipo, el Ayuntamiento de Lugo. Sin embargo, algunas de esas instituciones se desmarcaron. La concejala de Mujer del Consistorio lucense, la socialista Carmen Basadre, pidió a la Universidad que retirara el logo porque los organizadores no habían pedido permiso al Ayuntamiento. «No estamos de acuerdo con la imposición judicial de la custodia compartida, porque esa figura ya existe cuando hay acuerdo entre los padres y es el juez el que decide en cada caso», dicen fuentes del Concello de Lugo.Según el Ayuntamiento, la Universidad pidió disculpas y retiró el logotipo. Y no sólo eso. Desde hace unos días, la web de la Universidad de Santiago informa de que el curso ha sido suspendido «a petición de los organizadores». Este periódico intentó ponerse en contacto, sin éxito, con el director del curso.