miércoles, 30 de abril de 2014

El hombre que mató a uno de sus hijos, maltrataba a la madre de los niños, que se había separado de él hace dos meses

El hombre que mató a uno de sus hijos escribió una carta antes del crimen

La mujer no había denunciado por miedo, según fuentes de la investigación



Empleados de la funeraria en el lugar del suceso. / Atlas / F.J.B.

Un hombre de 32 años fue detenido en la madrugada de ayer en Madrid, acusado de degollar a su hijo pequeño, de 19 meses, e intentar matar al mayor, de cinco años. El agresor, Jorge Diego C. A., estaba separado de la madre de los niños y se encontraba pasando el día con ellos. Debía devolvérselos a la mujer el domingo por la noche, pero se negó a hacerlo. Ante su respuesta, esta acudió a recogerlos a su domicilio, donde encontró ya muerto al más pequeño y donde el hombre intentó apuñalarla con un cuchillo de cocina. No consiguió herirla, pero sí al niño mayor. La mujer, de 30 años, no había presentado denuncias por violencia de género contra el detenido.

Con el pequeño asesinado ayer, son ya dos los menores muertos por causas relacionadas con la violencia de género en lo que va de año —se contabilizan 12 niños huérfanos—. En 2013, fueron seis los niños muertos a manos de sus padres en represalia o por venganza hacia sus madres. Las estimaciones del Ministerio de Sanidad muestran que más de 800.000 menores se ven expuestos de manera indirecta o directa a los malos tratos que sufren sus progenitoras. "La violencia de género no solo afecta a las mujeres, también a sus hijos, que son un instrumento disuasorio que les hace permanecer con su agresor y que en ocasiones se convierten también en un elemento de venganza hacia ellas, cuando deciden dejarles", apunta Ana María Pérez del Campo, presidenta de la Federación Asociaciones Mujeres Separadas y Divorciadas.

Su expareja y madre de los niños fue a recogerlos porque que el hombre no contestaba al teléfono

Jorge Diego C. A., de nacionalidad uruguaya con trabajo en una inmobiliaria, llevaba separado dos meses de su esposa, V. C., empleada de hostelería. Le había pedido pasar el día con los dos pequeños y se había comprometido a llevárselos a las ocho de la tarde a casa de su hermana. Cuando a esa hora los niños no habían llegado V. C. llamó a su expareja, pero este tenía el teléfono desconectado. No consiguió localizarle hasta las 23 horas. Cuando por fin respondió al teléfono, le dijo que no pensaba llevarle a los niños, que lo haría al día siguiente porque se había tomado unas copas y no estaba en condiciones de conducir. Nerviosa, la mujer habló con el hijo mayor, que le comentó que su hermano pequeño se había caído y se había hecho sangre por debajo de la barbilla. No pudo hablar más con el niño. El padre le quitó el teléfono y la comunicación se cortó, según fuentes próximas a la familia.

V. C., acompañada por su madre y su hermana, fue a casa del hombre, que había sido el domicilio familiar. Allí, llamó insistentemente al portero automático, pero nadie respondió y decidió abrir la puerta con sus propias llaves. Cuando entró en el piso encontró que su hijo pequeño había sido degollado. Al verla, Jorge Diego C. A. entró en la cocina, cogió un gran cuchillo e intentó apuñalarla. La hermana de la mujer evitó la agresión pero el hombre se dirigió, supuestamente, hacia el niño de cinco años y le apuñaló por la espalda. V. C. logró huir y llamar a la policía, que detuvo al agresor. El hombre confesó el asesinato y, según la investigación dejó un anota asegurando que cometía el crimen por "el bien de los niños". Hoy pasará a disposición judicial. El niño mayor está hospitalizado con lesiones son graves, pero no se teme por su vida. Los investigadores apuntan que la mujer era víctima de malos tratos desde hacía años, pero que no había denunciado a su marido "por miedo".

Una situación que no es rara, según Pérez del Campo, que fue durante años directora de un hogar de acogida para mujeres víctimas de violencia de género y sus hijos. De hecho, de las 22 mujeres que han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año, solo seis habían denunciado a sus verdugos. Casos como el ocurrido ayer son, para los expertos, un síntoma más de que hay que agudizar la prevención. También las medidas de protección para las mujeres que denuncian y para sus hijos. "Cuando hay un caso de violencia de género en el que hay hijos de por medio, se deberían suspender de manera inmediata las visitas con el padre y otorgar una orden de protección a madre e hijos. No se puede entregar a los hijos para que el maltratador cumpla su venganza", considera Pérez del Campo.

Un vecino escuchó gritos: "¿Cómo has podido hacer esto?"

En 2013, los jueces retiraron las visitas a un 3% de los maltratadores. Una cifra considerada irrisoria por la Asociación de Mujeres Juristas, Themis, que denuncia que los jueces han reducido mucho las órdenes de protección para las víctimas de malos tratos. Con la nueva ley de protección a la infancia, los jueces tendrán que pronunciarse siempre sobre la necesidad de imponer estas medidas —desde alejamiento a retirada de visitas— cuando hay hijos de por medio —hasta ahora solo lo hacían si se solicitaba—. Pero es necesario que la mujer denuncie. "Aunque están creciendo, hay pocos casos en los que se da un dispositivo de protección a una mujer que no ha denunciado pero ha ido a servicios sociales, por ejemplo", dice Susana Martínez, presidenta de la Comisión de Estudios de Malos Tratos a Mujeres. Y añade: "Darles apoyo para que se sientan seguras, pierdan el miedo y denuncien, es la asignatura pendiente".