viernes, 21 de marzo de 2014

PENDIENTE DE ENTAR EN LA CARCEL Y EN TRATAMIENTO PSIQUIATRICO LE DAN LA CUSTODIA COMPARTIDA DE UNA NIÑA DE 6 AÑOS

MUY GRAVE

Un joven con trabajo y una hija pide no entrar a la cárcel por delitos cometidos hace 10 años

Con 19 años se dio a la fuga de dos guardias civiles de paisano, otros dos resultaron heridos persiguiéndole y hallaron hachís en su coche

16.03.2014 | 12:17
Esteban Amorós, con la hoja de firmas, se cubre el rostro para proteger su intimidad.
Esteban Amorós, con la hoja de firmas, se cubre el rostro para proteger su intimidad.

Esteban Amorós Salgado cuenta que cometió un «error de juventud» cuando apenas tenía diecinueve años y se encuentra ahora, una década después, con que tiene que entrar en prisión. Está recogiendo firmas a toda prisa para intentar pedir un indulto parcial porque asegura que tiene su vida hecha, que está plenamente reinsertado en la sociedad y que ir a la cárcel destrozaría su vía, en lugar de tener el efecto correctivo que busca la ley. Con su trabajo en un puesto de mercadillo que traslada por distintos municipios todos los días de la semana, con una hija de seis años de la que le acaban de conceder la custodia compartida, y en tratamiento psiquiátrico desde que quedó en libertad provisional tres meses después de ser detenido, Esteban sabe que todo se evaporará si tiene que cumplir la pena que le impuso a principios de 2013 un juzgado de lo Penal y que ratificó posteriormente la Audiencia Provincial.

Tanto él como su familia se sienten impotentes, y encuentran injusto que diez años después le corresponda entrar en prisión. Esteban y sus padres sostienen que no piden el indulto total, sino que le rebajen la pena para que pueda cumplir con trabajos en beneficio de la comunidad aunque tenga que dormir en prisión, pero que no priven de libertad porque eso le hundiría.

Según lo cuenta él, una tarde de abril de 2004 venía con un amigo de Crevillent hacia Santa Pola cuando a la altura de Carrefour, conduciendo el coche de su madre se le cruzó un vehículo y bajaron dos hombres que le apuntaron con pistolas. Él se asustó, asegura, porque desconocía que eran agentes de la Guardia Civil, y se dio a la fuga. En la persecución, otros dos guardias resultaron heridos al chocar con otro coche, aunque él sostiene que no colisionó con ellos y que invadieron el carril contrario. Abandonó posteriormente el coche aparcándolo en la calle y se marchó. La sentencia condenatoria dice, sin embargo, que era objeto de seguimiento por la Guardia Civil de Santa Pola porque se dedicaba a la venta de droga y que reconoció a los guardias (que no exhibieron armas) y se dio conscientemente a la fuga, golpeando al coche que le interceptaba el paso y provocando un accidente, dejando en el vehículo 400 gramos de hachís bajo un asiento. Fue condenado por un delito contra la salud pública (un año y diez meses), un delito de atentado contra agentes de la autoridad con instrumento peligroso (tres años y dos meses), dos delitos de lesiones (nueve y siete meses) y un delito de conducción temeraria (siete meses), con el atenuante de dilaciones indebidas.

En cualquier caso, pese a que mantiene que no es culpable de varios de los delitos por los que se le ha condenado (y detalla los testigos que llevó al juicio que soportarían su versión, a los que lamenta que no se escuchó), ante todo sostiene con amargura que «después de diez años esto es hundirme... estuve tres meses en la cárcel y sé lo que es, los abogados me han dicho que intente recoger firmas para que me permitan cumplir la pena en cosas sociales o entrando a dormir, pero quiero seguir trabajando y viendo a mi hija».

Su madre sostiene que «sabemos que tiene que pagar, pero no queremos que vaya a la cárcel porque está reinsertado, tiene una hija, un trabajo como autónomo y clientes, y no ha vuelto a tener ningún problema, pedimos el indulto porque es una pena, porque después de diez años no le va a ayudar en nada ir a prisión, porque si lo meten lo va a perder todo». Los abogados les han dicho que tienen que darse prisa y recoger entre ocho y diez mil firmas antes del martes, de modo que los familiares de Esteban se han volcado saliendo a la calle con carpetas y acudiendo al Ayuntamiento o a la Parroquia de Santa Pola o a Cáritas para pedir apoyo: «Es que son muchas firmas, no llegamos...», se lamenta él

«No veo que esto sea justicia: Cometió un error, hemos pedido perdón y sí, los errores se pagan, pero ¿a la cárcel diez años después? Solo pedimos que pueda pagar de otra manera, porque metiéndole allí solo le van a hundir», dicen sus padres.